Evitar la depresión en los mayores es un factor absolutamente clave a estas edades. La inactividad repentina que supone la jubilación, los múltiples problemas de salud que pueden ir surgiendo con la edad, el fallecimiento de amigos, coetáneos y seres queridos, o la idea errónea de que la vejez ha de significar retirarnos de la vida, son algunos de los aspectos que más peso tienen en los episodios depresivos durante la senectud.
Sin embargo, detectar la depresión a edades avanzadas no suele ser fácil, por lo que debemos estar alerta ante estos síntomas. Hemos de saber que la depresión en la tercera edad se ha convertido en un grave problema de salud pública, que hasta conlleva un elevado porcentaje de mortandad. La depresión en ancianos coadyuva fuertemente a desencadenarles en el organismo enfermedades diversas, a agravar las ya existentes, a detonar las demencias seniles tales como el temido Alzheimer, etc. No se trata de algo que podamos tomar precisamente a la ligera.
Evitar la depresión en ancianos: cómo se manifiesta y cómo prevenirla
El envejecimiento mismo causa una serie de modificaciones importantes y decisivas en la fisiología de la persona y en sus sistema nervioso. Se va perdiendo conectividad entre nervios y neuronas, y ello afecta también a la vida psíquica y emocional del anciano. Hay una triple interacción entre las situaciones psicosocial, física y biológica por las que transita una persona anciana, y tal interacción puede producir episodios depresivos que pueden amenazar con hacerse más frecuentes y duraderos, e incluso con cronificarse. Estas situaciones que suelen contribuir fuertemente a la depresión en personas mayores, se concretan así:
- Con la edad y la llegada de la jubilación, la persona de edad avanzada tiende a perder el estatus social y económico, dada la modestia de las pensiones y subsidios. Además, en la ancianidad se tiende muchas veces a perder soporte sociofamiliar, el entorno social va disminuyendo, e incluso se producen situaciones de duelo, como la viudedad. Si a ello agregamos la propensión al aislamiento social de tantos ancianos, ya tenemos un grave cuadro depresivo. Evitar la depresión en mayores también implica tener muy en cuenta estos factores tan influyentes.
- En el aspecto físico y biológico, el envejecimiento mismo, con algunas secuelas de achaque, las enfermedades asociadas a la tercera edad, máxime si estas se hacen crónicas, o el quedar mermado en algunas facultades físicas, a veces incluso llegando a la dependencia, también inciden en los estados depresivos de la edad provecta.
- También otros aspectos, como la polimedicación tan frecuente en la ancianidad, influyen poderosamente en las depresiones de los mayores.
La depresión y la demencia son las patologías psíquicas más presentes y peligrosas en la tercera edad. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 25% de los ancianos presenta algún tipo de trastorno psicopatológico. De entre ellos, el más frecuente es la depresión hasta los 75 años. Dentro de los ancianos con depresión, los porcentajes varían bastante, pero son muy elocuentes acerca de los colectivos de ancianos más afectados por los trastornos depresivos:
- Hasta un 35% de los ancianos que viven en residencias.
- Hasta un 20% son personas mayores hospitalizadas.
- Hasta un 40% de los ancianos que sufren enfermedades y problemas somáticos y reciben terapia por ellos.
¿Cómo prevenir esta patología que es la depresión?
- Con apoyo social y familiar.
- Ofreciendo compañía y cuidados familiares y profesionales al anciano que lo necesite.
- Con un envejecimiento activo y saludable, que mantenga pasiones, aficiones, actividades físicas, vida social, viajes…
- Con una dieta sana y equilibrada.
- Tomando el sol y el aire libre.
Evitar la depresión en mayores es un deber que implica también al entorno familiar de los ancianos, para preservar y mejorar la salud de estas personas que tanto nos importan.