Interna La importancia de una interna resulta cada vez más innegable. Cuando nos es necesario cuidar de personas mayores, fundamentalmente si se trata de familiares nuestros en situación de dependencia, muchas veces esto nos es imposible. Compatibilizar las tareas necesarias de atención y cuidado a esas personas que tanto nos importan se hace sumamente arduo y difícil, porque nuestra jornada está sobrecargada de trabajo y de ocupaciones y preocupaciones varias. Si además de todo ello, tenemos hijos, la labor a afrontar se hace aún más inviable si cabe.

Estas son las causas principales de que mucha gente haya de recurrir a los cuidados a domicilio por parte de profesionales cualificadas. Y decimos “cualificadas”, porque este se trata de un sector laboral y profesional casi monopolizado por mujeres: un 95% de los empleados, concretamente.

La empleada de hogar interna, trabajadora de un sector en auge

Los cuidados de mayores integran un sector en alza en los últimos años: la visible y notoria caída de la natalidad y del crecimiento demográfico vegetativo ha dado lugar a una población paulatinamente envejecida, y a ello hay que unir que afortunadamente nuestra sociedad ha ido desarrollando una sensibilidad mucho mayor que en épocas anteriores, hacia las necesidades y problemas de las personas mayores y de aquellas que se hallan en situación de dependencia. Además, esto ha venido respaldado por un considerable aparato legislativo y normativo de ayudas a la dependencia, subvenciones, regulación del sector profesional de cuidado a domicilio para garantizar la adecuada formación y cualificación de los profesionales del sector, etc.

Otro detalle que es preciso tener muy presente es que las leyes también están apoyando el compaginar la vida laboral con el cuidado de personas mayores y dependientes (así como de niños y otras personas que lo necesiten, como los familiares enfermos u hospitalizados): este es el caso de la por muchos denominada Ley de Dependencia, pero también de los artículos correspondientes del Estatuto Básico del Empleado Público y del Estatuto de los Trabajadores. Son derechos que han venido siendo reconocidos tanto al personal estatutario como al laboral, sea en las Administraciones Públicas o en el sector privado.

En este panorama, la importancia de una interna sigue siendo considerable por su grado de cualificación y su experiencia y trayectoria, pues sus tareas a realizar son complejas y requieren de unos conocimientos previos.

La cuidadora de ancianos: una gran ayuda para los mayores

Como ya hemos referido arriba, existe por fortuna una mayor sensibilidad general hacia los problemas y las necesidades diarias y cotidianas de los adultos mayores. Pero, a pesar de esta sensibilidad generalizada, todavía hay confusión en amplios sectores de la población sobre estos temas, y mucha gente aún desconoce en qué consiste algo tan esencial y de importancia tan primordial como es el cuidado de personas mayores, y tampoco se conoce muy bien cuáles son las funciones que ha de desempeñar una cuidadora doméstica interna.

La ancianidad o tercera edad es una época de gran importancia en la vida. Pero está erizada de dificultades: complicaciones de salud, achaques, pérdida de algunos seres queridos del entorno social del anciano por la edad ya avanzada, la muchas veces peligrosa inactividad de la jubilación… Por estas razones, y otras más, algunas personas mayores pueden caer en la depresión y en la tendencia al aislamiento social. La importancia de una interna se hace aquí todavía más notoria si ello es posible.

Una buena cuidadora de personas mayores ha de ayudarlas en un envejecimiento saludable, atenderlas en sus necesidades básicas diarias, si necesitan ayuda para su aseo personal, para vestirse, para acostarse y levantarse, para sus comidas, etc. También ha de acompañarlas al médico, reconocer determinados síntomas y señales de malestares físicos y problemas diversos, prepararles la comida según la dieta saludable indicada por el facultativo, hacer la compra de comida y de medicinas, controlar la toma de fármacos prescritos médicamente al anciano y ayudarle a su administración en las horas y con las frecuencias establecidas y necesarias, etc.

Además, la cuidadora de personas mayores debe hacer compañía al anciano, e impulsarle a llevar a cabo actividades en que pueda establecer relaciones sociales, para alejarlo de la peligrosa e insana tendencia al aislamiento.

La importancia de una interna es algo indiscutible en tiempos como estos, en que una población envejecida precisa cada vez más de la presencia de cuidadoras y profesionales que sepan hacerse cargo de las personas que tanto significan para nosotros.