Una de las cosas más difíciles hoy en día es conseguir que tus hijos no te pidan jugar a la tablet, móvil o ver la televisión. Pantallas y más pantallas. Pero, si para ti ya es difícil, ¿Cómo crees que puede ser para la canguro?

Hay niños que cuando llega “la niñera”, van a intentar ponerle a prueba y exprimir al máximo su paciencia. Si la canguro desiste, será muy difícil controlar a esos niños, pero si la canguro se mantiene firme, no importa lo que los niños consigan de los demás. Con la cuidadora se comportarán de forma totalmente diferente.

Así que hoy queremos daros unos pequeños tips para que tus hijos adoren a sus cuidadoras, o a toda aquella persona que vaya a estar a su cargo.

Tips para que los niños adoren a sus cuidadores

  1. Déjale margen de maniobra. Muchos padres creen que los límites solo pueden ponerlos ellos. De ahí que cuando llegue el momento de dejarlos con alguien, los pequeños crean que van a poder hacer lo que quieran. Así que una buena táctica es decirles que tienen todo el derecho de castigarlos como ellos.
  2. Truco o trato. Ir a cuidar a un niño no significa ser la señorita Rottenmeier en todo momento. Puede ser una auténtica aventura en la que participen pequeños y cuidadores. Tener preparada alguna actividad que no hagan normalmente puede ser alucinante. Se lo pasarán genial y tus hijos querrán que vuelva siempre esa persona.
  3. Pantallas limitadas. Es cierto que es mejor evitarlas, sí, pero también es cierto que es inevitable que lo pidan y quieran un rato de entretenimiento fácil (igual que hacemos los mayores), así que tampoco es un delito siempre y cuando tengan un límite lógico (media hora suele ser lo recomendable)
  4. Comida o cena favorita. Si el día que viene la canguro los pequeños tienen su plato favorito en la mesa será mucho mejor que si les dieran chucherías. Pueden incluso preparar la cena juntos. ¡Jugar a Master Chef siempre les encanta!

Pequeños trucos que hacen que todo sea más fácil y llevadero, tanto para los niños como para los mayores. Cuando los padres se van y dejan a sus hijos con alguien que los pequeños adoran, están más tranquilos. Y saber que no van a estar todo el día cara la tablet, televisión, o pantallas, es un alivio muy grande. Todos salen ganando: los padres saben que sus hijos van a estar bien atendidos y los que se quedan en casa van a vivir una jornada impresionante. Felicidad pura y dura.

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